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Amor es más laberinto

Autor: Sor Juana Inés de la Cruz y Fray Juan de Guevara con adaptación de Gilberto Guerrero, Paola Izquierdo y Ortos Soyuz

Director: Gilberto Guerrero

Actuación: Fermín Zúñiga, Paola Izquierdo, Sonia Franco, Gerson Martínez, Fernando Memije, Ortos Soyuz, Ginés Cruz, Alheí Ábrego, Fabián Varona y Darinka Olmedo

Compañías: Perro Teatro y Delirio Teatro

Empeño e industria

 

Acercarse a las letras de Sor Juana Inés de la Cruz exige que sus allegados, por una parte, gusten de los retos que el manejo de la lengua ofrece y por otro, que se tenga la paciencia para unir los diversos relatos que una historia alberga.

De inicio el texto avisa que estamos en otro tiempo y en otro espacio: Creta, gobernada por el rey Minos, quien ha pedido un sacrificio anual en memoria de la muerte de su hijo. Aquí y de este modo, empieza lo interesante del manejo del texto y la amabilidad de sus creadores. Sucede que la historia nos lleva al mundo clásico, a la mitología griega, al horror del minotauro, al sacrificio de hombres y mujeres jóvenes. Por otra parte, el tiempo en que Sor Juana Inés de la Cruz y Fray Juan de Guevara (autor de la segunda ornada) se unen para llevar a cabo el festejo –con teatro- de la llegada del virrey Gaspar de Silva obliga a que el teatro sea cortesano, es decir, una comedia donde el enredo da pauta a la complicidad con el espectador; la ausencia de luz  y la presencia de enamoradas y enamorados reunidos sin reconocer sus voces ayudan a que las pareja se intercambien para terminar cada quien con quien corresponde mejor de acuerdo a la época (ejemplo directo es Los empeños de una casa). Entonces tenemos una historia del imaginario clásico griego escrita en la colonia ahora llevada a la escena en el siglo XXI por creadores formados en el cambio de siglo.

Cada uno de los creadores tienen trayectoria que se nota en escena. Diremos de los fieles, leales y nunca despistados ayudantes, sirvientes, mozos o criados interpretados con mesura por Alheí Ábrego, Fabián Varona, Darinka lmedo, Ginés Cruz (los dos últimos además representan a otros personajes) que su mesurada representación está dentro de la estética que los reúne y que cada uno muestra las habilidades que posee o bien que le permiten explorar en escena, porque los hemos visto con más recursos en otras puestas y aquí parece que quien tiene más espacios para dejar huella es Fabián Varona, pero eso es dirección, que todos son actores con trayecto y en escena así, corresponden con una propuesta sobria.

Por su parte la actuación de Gersón Matínez  como Lidoro –lo recuerda en Las terribles desventuras del Dr. Panza- le permite apreciar el trabajo actoral porque el llamado tono ha cambiado radicalmente; entonces el talento y la gracia del actor luce porque la mente lo recuerda de una forma (un trabajo cómico y ágil) y lo aprecia de otra igual de grata al decir los versos con respeto y oficio de la misma manera que toma la espada y lucha. Aquí debo decir que el combate en escena que monta Ramón Cadaval se ve natural, ágil y los actores muestran manejo de la espada en escena, por algo esta puesta es producida por Teatro UNAM con la escenografía e iluminación de Arturo Nava que propone tres arcos contemporáneos que se colocan según el lugar del palacio de Minos en que se desarrolle la escena. Siguiendo con las actuaciones, Ortos Soyuz es Teseo, el joven valeroso que a su vez corresponde con la figura del virrey celebrado y que ahora su enfrentamiento a un destino perverso podría mirarse, desde los millennials, como “normal”, así, calmado y sin perder la cordura, busca no morir y tener el favor de quien reconozca quién es y lo que vale estando vivo por el ideal del amor.

La historia sin duda es bella, los versos son deleitables y están dichos de tal modo que el espectador, aunque no conozca nada de mitología, pueda seguir la historia del enrede entre las dos hermanas que riñen por ganar el amor de Teseo (interpretado por Ortos Soyuz) al tiempo de lograr enternecer al padre para que le perdone la vida a joven objeto de su deseo-amor. Estos personajes son interpretados por Paola Izquierdo (Ariadna) con un manejo del verso y de la comedia que por más mesura que la estética de la obra proponga, ella desborda para el mayor deleite y placer de la puesta. Acuda y vea el llanto y la imitación que hace con el conocimiento del tiempo que debe usar para cada acción y de cómo decir los versos para que lleguen, mismo oficio de tiene igual el actor Fernando Memije interpretando a Baco; debe ir al teatro Benito Juárez y ver cada cara, cada gesto, cada acento que dan a ciertas palabras para que usted pueda enamorarse de la obra de Sor Juana y del teatro contemporáneo hecho en México. Observe a Fermín Zúñiga (Minos), Sonia Franco (Fedra) y Ortos Soyuz (Teseo) con la precisión en cada verso y en cada movimiento que permite la humanización de la corte al comportarse como, dirían los millennials, “normal”.La puesta en escena lo lleva a considerar que es importante saber hablar porque “quien mal sabe hablar, mal ha de sentir”, al tiempo de llevarlo a pensar que “si arriesgo lo que quiero, pierdo lo que he querido”.

Amor es más laberinto lo lleva a saber que “para un empeño es preciso valerse de una industria”, así como las compañías “Perro Teatro” y “Delirio Teatro” se unen al crear esta propuesta con los recursos que afirman la propuesta: precisos y mesurados. Quizá esto sea porque, siendo una comedia, es un texto con un potencial político inusual ya que se trata de la decisión de un gobernante que asesina jóvenes; estamos ante una puesta en escena que, entre alabo y virtud, levanta la voz para hacer un señalamiento, un momento para evidenciar lo que está mal a fin de que se corrija. Eso es lo que separa la comedia de enredo colonial cualquiera con esta cuyo discurso enfoca la crítica política que sí se expresa en este Amor es más laberinto, aquí la explicación que hallo para la propuesta y la gama cromática que la enmarca.

Los vestuarios son diseño de Cristina Sauza que viste la escena de blanco, rojo, negro favoreciendo la visión contemporánea ya que los vestuarios (y los accesorios) no son totalmente ni de una ni de otra época sino que forman una propuesta que alberga el tiempo y el espacio en una experiencia teatral que debe verse; el vestido o túnica griega es atado por el corset colonial con zapatos de este siglo o bien la mezclilla que está presente del siglo pasado a nuestros días.

Esta es su segunda temporada y esperemos que participe en festivales que apoyen la actualización de textos clásicos favorables a la visión postmoderna. El público gusta de la puesta y permanece en la sala durante el intermedio, no hay celulares ni personas que abandonen la sala por lo que es extraño que no se llenen las funciones, es conveniente que la gente vaya a ver esta propuesta apoyada por el Programa México en Escena del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA 2017-2019).

Alma Torices

teatrista

Funciones: jueves y viernes 20hrs., sábados 19hrs., y domingo 18 hrs., hasta el 29 de julio de 2018

Teatro: Benito Juárez, calle Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc, cerca del Metrobús Reforma, frente al jardín del arte donde estaba el monumento a la madre.

Localidad: $149°° general, 50% de descuento a estudiantes de nivel básico, maestros, trabajadores de gobierno e INAPAM con credencial vigente. Aplican restricciones. Boletos en taquilla y en el sistema Ticketmaster

Duración: 125 minutos con intermedio de cinco minutos

Accesibilidad: carece de rampas si se acude en sillas de ruedas, no obstante debe usted de saber que puede ingresar por la salida ya que es directa a la primera fila de butacas. Lo cierto es que debe ir acompañado para que su acompañante suba la escalinata hasta la taquilla y de aviso al oficial de policía para que a su vez el personal del teatro haga lo propio para su acceso. El sanitario sería casi exclusivo para caminantes o bien casi inaccesible en silla de ruedas acaso muy complicado en muletas.

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