"¿Quién tiene la autoridad para escribir?", preguntan desde el escenario para dar inicio formal a lo que ya estaba desde que vamos entrando a la sala del teatro El Milagro. Son tres damas jóvenes con vestidos floreados, cortos y frescos, son tres historias de vida relacionadas con alguna situación de discriminación por origen étnico. Así, cada una en su turno, narra con cierta lentitud alguna anécdota o bien reflexionan acerca de ella y dicen sentir vergüenza.

Sucede que con siglos de dominación, primero la española y luego otras y diversas como ahora la tecnológica (estilo de vida hipócrita y vacía), han avasallado y casi aniquilado las diversas lenguas de nuestro gran México y del mundo. A partir de tal inquietud, el autor explora textos que se llevan a la escena bajo la mirada de un director joven que a su vez, también experimenta las posibilidades sobre el escenario. 

Rescato la experiencia sensible del olor a hierba durante la representación y la media luz producto de la lámparas a medio colgar para que puedan ladearlas en ciertos momentos que buscan el contacto directo con el espectador, de modo alguno pues a éste le da la luz en la cara cuando pendulean. 

Un escenario verde por las plantas que flanquean el espacio representacional, se expande conforme desarrollan el tema, confirmando que ellas, como generación, no son ni testigos ni sobrevivientes de nada. La proyección en la parte superior de la bocaescena, deja ver un texto parecido a lo que se dice sin que sea preciso ¿es para verificar que no es lo mismo?, ¿qué sentido tiene ver un texto con cierta semejanza a lo que la actriz dice, sin que tenga crédito alguno?

Las voces pausadas y firmes se distorsionan en momentos por el uso del megáfono que cada una tiene. Repiten una frase que no alcancé a comprender, pero que sugieren que se repita hasta hacerse el subtítulo de algo. Entre textos de Rousseau, datos, recuerdos y una propuesta escénica, usted verá una forma diferente de abarcar e universo teatral reflexionando diversos temas sin llegar a una postura definida, quizá como dicen sea "un vacío semántico entre lo que quieren decir y lo que alcanzo a entender". Acuda y me cuenta si en su función la concurrencia medita con los ojos cerrados o fui testigo de tres en cada fila de forma única, diversas edades y algunos hasta de renombre en el medio.

Tal vez la producción, en caso de ser una constante, recapacite en los sonidos que presenta pues facilitan cierto estado de trance, aunado a la iluminación media y las voces monorítmicas, tal vez no sea algo que solo me haya tocado a mi con un teatro lleno. Así que acuda, sea parte de un foro dignamente abarrotado -como debe de ser- y comente su experiencia con las lenguas indígenas, con la puesta en escena o con lo que usted hace al reconocerse parte de esta diversidad en un marco de derechos humanos puesto que al final de la escena se interviene con la presencia de Oyuki Martínez y los creadores, ¿o eso solo ocurrió durante el estreno? En la postal está el crédito de la intervención que tampoco alcancé a comprender, no obstante la estética que proponen me fue grata.