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Juan y la muerte

Autor y dirección: César Chagolla

Actuación: Judith Inda, Ivonne Márquez, Luis Miguel Moreno y Jorge Viñas

Las mamás no se mueren

La luz de sala se mantiene con el canto de los pájaros al tiempo de escuchar la grabación del teatro que nos da la bienvenida. Inicia la representación y sabemos que Juan Pinto es el único, el más valiente, aunque eso no le sirva para entender por qué la gente se muere y, como buen menor, se aferra a que su madre no morirá.

Tal vez la historia le remita de manera inmediata a la de Macario -la novela de Bruno Traven que inmortalizara la actuación cinematográfica de Ignacio López Tarso-, si es así, es un acierto ya que el imaginario mexicano suele dialogar con la muerte, burlarla y dejar una enseñanza suprema en quienes escuchan estas historias. La fuente de ambas es la misma: la tradición ancestral, sí, la cosmovisión de los pueblos originarios. 

La puesta en escena es conmovedora porque la muerte -como lo dicen en las agencias funerarias-, es el momento que nadie busca, pero que va a llegar sin lugar a dudas, así que usted debe asistir al teatro Sergio Magaña en la colonia Santa María la Rivera para ser parte de la reflexión necesaria respecto a la muerte. ¿Es necesaria? ¿Cómo se lo explicas a un niño?

Ciertamente la mentalidad de un menor considera que "las mamás no se mueren, nunca". ¿Cómo explicarlo entonces? Aquí se hace necesaria la puesta para sensibilizar y tratar el tema con la familia, con los menores, con los alumnos, con toda persona que nos rodea. Por otra parte, los recursos que emplean sobre el escenario hacen de la propuesta escénica una experiencia inolvidable, como cuando aplican las secuencias de comedia blanca que siempre arrancan una risa franca. La escenografía es una y está todo el tiempo sobre el escenario, con un cambio de lugar se significa otro espacio por el uso de otros recursos como la canoa, el humo y el cambio de iluminación que le da al espectador esa magia en vivo.

Vemos todo y no vemos detalles -quizá obvios- como el número de actores que hay en total. ¿Usted si nota cuántos son o también se sorprendió el final? Asista y déjese atrapar por la magia del teatro que le cuenta una historia con la perspectiva del imaginario purépecha: la muerte es natural, es un lugar de reposo. "Aunque la ola deje de ser ola, nunca deja de ser agua", "actuaste desde el miedo y el miedo no es buen consejero" y "uno debe de enfrentar sus miedos y dejarlos ir" son algunas frases que sin duda lo dejarán fortalecido para tocar el tema acabando la función o en el momento que lo juzgue pertinente.

Regresando a los elementos teatrales, el vestuario es funcional para cada uno de los actores pues con un cambio de elemento a vista del público se sigue la historia: un suéter de uniforme escolar para salir al mercado, por ejemplo.

La versatilidad de un actor apoyado con máscaras se confirma cuando el cuerpo lo adopta de diferentes maneras y los pies cuidan esos detalles: cada muerte se para distinto. Asista y note ese detalle, además del evidente cambio de voz que seguramente será de su agrado.

Para terminar, considero importante retomar el boletín de prensa cuando refiere las palabras de los creadores de esta puesta en escena Juan y la muerte: "El principal motivo para desarrollar el tema de la muerte se basa en la necesidad de devolver su carácter natural, regresar a los tiempos en que la muerte de alguien impactaba en la vida de la comunidad, no como un hecho incómodo, sino como el final de un ciclo. La muerte es inherente a la vida y el conocimiento de esa es una herramienta para disminuir la angustia ante una pérdida. Acercar a la población en edad escolar al conocimiento y aceptación de la muerte como una parte más del ciclo de la vida, es un elemento importante del desarrollo de la inteligencia emocional infantil indispensable en la sociedad." Así que debe ser vista porque aunque se dice que el mexicano se burla de la muerte y no le teme, lo cierto es que no se está nunca tan preparado como para afrontarla con la naturalidad que requiere. El teatro le permite este contacto humano indispensable por la empatía que transmite a los espectadores. Llore, conmuévase y regrese acompañado a este espacio humano que le aporta el buen teatro mexicano.

Agradezco la amabilidad de Eloy Hernández, no sólo por acercarnos a la propuesta, sino por el interés real que tiene con la cosmovisión ancestral que lleva al escenario; compromiso por parte de Cortejo Producciones que debe atenderse ya que no es una moda sino una atención real a la diversidad, a otras formas de hacer y de pensar (recuérdese la producción de Salimos del mar y soñamos el mundo). 

¡Veamos teatro para ser libres!

Alma Torices

teatrista

Funciones: Sábados y domingos 13hrs., hasta el 15 de diciembre de 2019.

Teatro: Sergio Magaña, Calle Sor Juana Inés de la Cruz 114, colonia Santa María La Ribera, cerca del Metro San Cosme; entre las avenidas Rivera de San Cosme y Circuito Interior

Localidad: $157°°, 50% de descuento a estudiantes de nivel básico, maestros, personas con discapacidad, trabajadores de gobierno e INAPAM con credencial vigente. Sujeto a disponibilidad y aplican restricciones.

Duración: 60 minutos

Accesibilidad: El teatro cuenta con rampas y zona para silla de ruedas aunque el acceso a los sanitarios es por escalera hacia el segundo nivel y ahí imposible entra una silla de ruedas por lo estrecho del marco y de cada uno de los dos servicios sanitarios de mujeres; hay para varones también. Si llega en bicicleta la amarra en el poste o la mete al pasillo interior del teatro. A cuadra y media hay cafés o lugares para comer algo si llega con tiempo. Se ubica a cuatro cuadras de la plaza del kiosko Morisco.

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