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Barataria. Estado de México

Dramaturgia y dirección: Benjamín Cann

Actuación: Arantxa Marchant, Rodrigo Murray, Jorge Zárate, Carmen Madrid, Dalilah Polanco, Jacobo Lieberman, Pablo Valéntín, Andrea Guerrero y Natalia Madera. Alternan funciones Andrés Zuno y Omar Medina así como Norma Angélica y Alejandro Calva

Cantaré hasta que pierdan el sentido...y nunca canta

Una mesa que abarca todo, casi todo el escenario del teatro principal del Foro Shakespeare donde se realiza esta temporada después de tres años de trabajo (Han estado en el festival Cervantino, en el foro y teatro de las Artes del CNA y han contado con el apoyo de Efiteatro). Por eso, por el elenco y por el apoyo al mismo espacio, quizá es que esta función contó con la presencia de personalidades tales como Mónica Dione, Tiaré Scanda, Tomás Rojas, Verónica Langer, entre otras muchas personalidades que se dieron cita, más que puntuales, para compartir y reflexionar desde la escena, desde la mesa.

Mientras las personas se disponen a ingresar a la sala a través del túnel que se abre

entre  la galería, está uno de los actores, Pablo Valentín, dando la bienvenida así como

asignando los lugares que cada uno de los asistentes tendrá: a unos los coloca como

parte de la mesa, les indica sentarse en una de las veinte y dos sillas que rodean la mesa;

a otros los manda a uno u otro lado de las gradas. Los espectadores, atendidos personal-

mente, sonríen, contestan el saludo, charlan brevemente y sin chistar asumen el lugar

que les ha sido dado; otros más acostumbrados a llegar y entrar, mientras Valentín está

ocupado con unos, ellos pasan al otro lado del foro y toman el lugar que miran disponible.

Así, con este ánimo de bienvenida para cada espectador que se deja guiar, así también

animados y en charla están los actores sentados en sus sillas, platicando sobre temas

nada gratos por reales: hablan de las últimas noticias en México. Rodrigo Murray, sobre

una escoba, avanza en su caballito de palo, nos mira, escucha, atiende y tiende el puente 

entre la escena que ya comenzó y la gente que sigue llegando y se coloca en sus asientos. 

Barataria, nos dicen cuando inicia, es una isla que no es isla, pero está aislada como una

isla y que se trata de un espacio creado por Cervantes en el incomparable Ingenioso

Hidalgo Don Quijote de la Mancha.

A partir de ahí, de la narración de Cervantes, tenemos un pretexto para mirar lo que ocurre en México cada que sabemos de otra desaparición, asesinato, impunidad (mencionemos a los 43 o palabras como Ayotzinapa, Atenco, Aguas Blancas...) Algunos espectadores notan que la puesta en escena ha comenzado desde antes de que entraran y atentos miran a los actores que nombran el caso del chico preparatoriano desaparecido. La luz del público sale y queda la escena. Entre Cervantes y el diario comentado o dicho, mejor dicho, leído; estamos ante una puesta que no ha sido terminada por lo que sólo veremos la lectura de ella (evidentemente es un recurso narrativo para tener la atención) lograda de una forma atractiva y con el dominio que los años del montaje les dan, se logra un ambiente lúdico que nos lleva de la reflexión a la vida cotidiana: violaciones, torturas, fraudes, desaparecidos... Se trata de una puesta en escena dinámica, interesante, atractiva por el uso de los pocos recursos que presentan, pero así se hace paradógica. Nos reímos de aquello que no causa la más mínima risa: una violación, dos. El asesinato, la desaparición y la violencia cotidiana a la que nos hemos acostumbrado representada magistralmente en escena de tal suerte que nos envolvemos en la ficción y reímos con el disfrute de lo irreal cotidiano: las caras de los actores son chistosas, dirán algunos, las reacciones de los actores son inmejorables, pero la realidad que se vive en el país es terrible: el gobierno desaparece sin distinción a sus gobernados y no hay nadie que pueda cambiar la situación.

Los vestuarios de los participantes en Barataria. Estado de México son ropa casual de clase media alta, son actores, son personas con preparación y trabajo definido por su indefinición e inestabilidad social. Este país tiene la garantía del desempleo o el trabajo informal que da pauta al autoempleo que nadie paga en sí. Las preguntas van y viene así como la escena, los cantos, los juegos teatrales que mantienen el suspenso y la atención ante una realidad llevada a la escena con naturalidad. De pronto un cuerpo cae, pendulea y los actores se agrupan para tomarse la selfie, tal y como ocurre afuera, en la realidad. Es que lo que vemos es una reproducción de una cotidianeidad que no debe ser o que al menos debería mirarse críticamente y analizarse. Frases como: "el mentiroso es coherente ocultando datos" o "es más fácil creer en la redundancia de la mentira que en la inconsistencia de la verdad", hacen eco en la mente de algunos espectadores, todos, entre risas, escuchamos cada palabra expresada en una estética irónica que nos lleva a un disfrute extraño por ser tan deleitable y terrible a la vez, por ser patética la realidad. Una de las actrices nos recuerda que el teatro no arreglará nada, aunque ellos crean que sí por el hecho de hacerlo, conscientes de que es teatro y el teatro no modifica la realidad, aunque ellos crean que si. 

Se trata de una puesta en escena sobre la amnesia pública y la reflexión a dejar de ser desmemoriados ya que ello genera la impunidad, ¿acaso hemos perdido el sentido? 

Esta temporada la apadrina Ricardo Calderón, Enrique Sínger y Cecilia Suárez quien se veía realmente desconcertada por la realidad que exhibe la puesta en escena, al menos así me lo pareció pues era la misma cara de Tiaré Scanda; es que resulta escalofriante la dualidad de reconcer el hecho escénico bien realizado, interpretado y dirigido, pero se trata de nuestra realidad cotidiana en pleno momento previo de las elecciones entre el alza de las gasolinas y la canasta básica, entre desaparecidos y la certeza de no saber cuándo el poder de la naturaleza nos recordará que estamos en una falla tectónica.

Para finalizar, solo agradecer la amable recomendación de Mireya Flores para que Carmen Morales nos invitara a la función de inicio de temporada en el Foro Shakespeare, ubicado en la calle de Zamora 7, cerca metro Chapultepec. Al lugar se puede acceder fácilmente por metro, trolebús o trnasporte que llegue al metro Chapultepec, así como en trasporte particular y en caso de requerir atención especial para el ingreso en silla de ruedas, será totalmente viable salvo el uso del sanitario que se ubica en el primer piso.

Temporada: los miércoles de febrero hasta el 9 de mayo a las 20:30 horas.

Localidad. $370°°

Alma Torices

teatrista

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