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Que arda Tebas

Autor: Américo del Río

Dirección: Juan José Tagle

Actuación: Lucero Trejo, Américo del Río, Estephany Hernándeza,

Hamlet Ramírez, Samantha Coronel, Luz Olvera, Miguel Narro y Héctor Holten

¿Se dará cuenta?

Crítica al ego y lamentable realidad de los teatristas (autonombrados teatreros porque, en su momento, fue un vocablo de reveldía manifiesta), ni son todos los que están, ni están todos los que son porque ciertamente "el arte no es una marcha". 

Con campanas sabemos de la tercera llamada, el ritual inicia con el cambio de luz que baja en la sala y aumenta en el escenario. Vemos el camerino con los actores de frente al espejo. Ella (Lucero Trejo) interpreta versos del texto original; el equipo actoral hace referencias a las viejas puestas en escena de los textos griegos clásicos y exponen su punto de vista del trabajo que están a punto de estrenar. Falta un actor, el público tiene cerca de una hora esperando el inicio y se oye la primera llamada. Lo demás es el trascurso de la obra que interpretan y lo que ocurre en el camerino: la desnudez de cada creador. 

Voraz reflejo de risas irracionales. Detrás de mi una joven (seguramente estudiante de teatro) explica a su acompañante esos ritos, significados ocultos que tanta hilaridad producen hasta que, harta de que hable, le pido se calle. ¿Acaso sus "maestros" de teatro no le han dicho que en la sala no se comenta nada, no sabe cuál es su interrelación con los demás espectadores? ¿Acaso soy tan vieja que no comprendo los derechos de las audiencias? El colmo sigue; a un costado, no inmediato, sino cercano, inicia el ruidillo del papel celofán (¿de verdad eran amigos, conocidos, estudiantes, reporteros y gente de teatro en la sala?) Para terminar, preciso acaba de exponerse la crítica a la risa irracional o fácil cuando el público responde a franca carcajada que más parece un "sí vine, aquí estoy" y llega al aplauso de aceptación por lo bien que le han mentado la madre a los espectadores que no entienden el espejo en el que están.

Vergüenza sentí al ver la forma de expresión de estas juventudes descerebradas con un par de palabras en su léxico, ah, pero eso sí, con toda la convicción de ser teatreros. 

Quizá el montaje remita a otras puestas en escena actuales o a creadores de este momento, sin embargo se trata de una creación propia que expone un punto de vista en el que resalto la visión mesurada de los viejos artistas quienes asumen a un personaje con dignidad y toman el proyecto o no, pero siempre con respeto a su oficio, al escenario y al espectador.

La gracia de la asistente de dirección me hizo volver dos décadas en una voragine de emociones sin dejar de lado que se trata de una emergente crítica al teatro de hoy que dice basarse en los clásicos sin demostrar que los conoce o bien, sin cerciorarse de que el público comparte el referente.

Por otra parte la referencia al manejo de apoyos gubernamentales que son destinados por elección personal y no por concurso como aparentan las convocatorias no hace sino resaltar lo que ya se sabe y se ha explorado en otras puestas. Lo cierto también es que es el teatro que hay, subsidiado de modo alguno por los ciudadanos y que debe verse para ejercer, con autoridad moral, la opinión y la asistencia.

Sin más, agradecer el apoyo de Raúl Medina para la realización de la presente nota.

Alma Torices

teatrista

Funciones: jueves y viernes 20hrs., sábados 19hrs., y domingos 18hrs., hasta el 16 de junio de 2019

Teatro: Orientación del Centro Cultural del Bosque. Atrás del Auditorio Nacional, Paseo de la Reforma y Campo MArte s/n, metro Auditorio, a un costado del Campo Militar Marte.​

Localidad: $150°° general con descuentos para estudiantes, maestros, INAPAM y SÉPALO. Boletos en taquilla y en el sistema Ticketmaster. Promociones en redes sociales: facebook, twitter e instagram

Accesibilidad: El teatro cuenta con rampas de acceso en caso de andar en silla de ruedas o muletas. Los sanitarios están en el mismo piso, pero son estrechos. Si acude en bicicleta su estacionamiento está a un costado de la caseta de vigilancia, frente a la librería. 

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