1984

 

Autor: George Orwel

Adaptación: Robert Icke y Duncan Macmillan

Dirección: José Manuel López Velarde

Actuación: Antón Araiza, Constantino Morán, Vanesa Restrepo, Alberto Eliseo, Angie Vega, Terence Strickman, Alfredo Herrera y Evan Regueira 

​

Piensacrimen

 

La sinopsis, así como la tiene el teatro es precisa: En un tiempo dominado por “El Partido”, pensar es un crimen, en un lugar en el que no se sabe siquiera qué es verdad, Winston Smith comienza a escribir un diario y con el simple hecho de poner la pluma sobre el papel desencadena una serie de sucesos que lo hacen cuestionar los fundamentos mismos de la realidad, descubrir la existencia de un grupo de disidentes conocidos como “La Fraternidad”,  encontrar una mujer llamada Julia y experimentar un amor que revoluciona su mente y su vida, pero Big Brother siempre está observando..."

Aquí solo se puede señalar que se trata de una excelente adaptación teatral por parte de Robert Icke y Duncan Macmillan al concentrar en la escena las imágenes abundantemente descritas en la novela, pero no en lo literal, por ejemplo, si ya conoce el texto, recordará lo asfixiante de la habitación del personaje principal, ese "sentir" es logrado en el escenario por el conjunto creativo de la escenografía, la frontalidad del espectador -termina siendo el hermano mayor-, la media pared de vidrio que permite ver cuando nos ven; es decir, que sin recrear tal cual se describen los espacios, si hay una creación en su conjunto que hacen de la escena una adaptación ágil y de total interés para quien ya la conoce. 

Por otra parte, es de señalarse que si no ha leído el texto, si menos aún ha visto ni la versión hollywodense del texto de George Orwell ni la más reciente; entonces he de confesarle que -por mucho que me haya gustado- la respuesta de la audiencia (amigos, familiares, gente muy cercana a los creadores) se mostraron distantes (dormidos en su mayoría). 

A diferencia de otras obras mal hechas donde el público se duerme, en esta sucede que es pesada, sólo eso. Abrumadora, asfixiante; el personaje, así como en el libro, se presenta aturdido y el espectador con él pues de inicio no sabemos qué está pasando, pero lo podemos seguir si conocemos el texto. 

Si usted no ha leído, no debe hacerlo, pero sí tome su providencia (un café latinoamericano -negro- es ideal) para que pueda resistir la tentación de cerrar los ojos ante la presencia de las ratas mortales.

Asista y sea parte de los muchos que disfrutan este montaje pulcramente realizado. Juega con el tiempo a fin de acercar al espectador -un poco- a la intensión de acercar la sin razón de la tiranía que controla masas, medios de comunicación y deja apabullado ante el poder de convencimiento del "sistema" llamado "Hermano Mayor" (Big Brother)

¿Es real? ¿Qué es lo real? ¿Qué haría usted por cambiar al sistema? Piensacrimen es, en neolengua, el crimen de pensar. ¿Qué significa expersonar? Asista y responda si ha sido expersonado alquien que conozca. 

Una de las frases que le dará escalofrío es "Ya sabrás tú, aquí, no existes". Una cancioncita introduce de forma evidente la tensión que desborda de la narración; la escena recrea la atmósfera de Orwell con lo que provoca tensión en la sala. La puesta en escena se torna pesada, intensa, desesperante; quizá nos vemos reflejados, quizá la interpretación de Antón Araiza empata en la angustia de muchos espectadores que se suman al pensamiento: "Esto tiene que cambiar".

El transporte público es recreado con agilidad del equipo actoral; ellos modifican el escenario no sólo con su presencia, sino moviendo los elementos escenográficos para que usted vea parte del bosque, el cuarto que es bodega sin cámara o bien el cuarto 101.

Si usted cree que hacer el amor es un acto político o que la privacidad es algo muy valioso, sin duda esta obra es para usted. Si usted está dispuesto a cualquier cosa con tal de que el sistema caiga, por convicción debe ser parte de esta propuesta. Si usted no esta dispuesto a dejar de ver a la persona que ama, en definitiva, esta puesta en escena es para usted. 

Las personas ya no están dispuestas a obedecer órdenes sin saber por qué lo hacen. El libro que lee Winston Smith es actual, desgraciadamente, es vigente, solo esperamos que no sea premonitor. La cordura no es estadística cuando nos damos cuenta que el hermano mayor promueve al "Ministerio del amor" o lugar donde no hay oscuridad, donde se gana la guerra contra sí. 

El final podría ser controversial entre el del autor, las versiones cinematográficas y la que proponen Robert Icke y Duncan Macmillan. Independientemente de que haya leído o visto al respecto, es importante que atienda tanto el inicio como el final puesto que ahí se inserta la paradoja que hace pertinente y necesaria esta puesta en escena, por el tiempo político que vivimos, sea por el uso de la tecnología, sea por el sexenio que iniciamos, sea porque gusta de vibrar con la ficción.

Cierro la nota con el deseo que me nació al terminar la función: 

"Espero que el tiempo de la neolegua 
esté lejos; sin embargo dejo algún 
tipo de registro para usted, que 
aún confunde la realidad con la ficción. 

¿En dónde cree que está?"
 

Para terminar, agradecer la fina atención de Gaddy Miranda por las facilidades otorgadas para la presente nota. La fotografía del elenco completo es de Mauricio Gálvez, recibida con el boletín de prensa.

Alma Torices

teatrista