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George Kaplan

 

Autor: Frédéric Sonntag 
Adaptación: Eunice Cortés y Nicolás Alvarado 
Dirección: Raquel Araujo 
Actuación: Roldán Ramírez, Verónica Bravo, Zaab´ di Hernández, Antonio Peña y Nara Pech 

Anarconihilistas

Cinco actores jóvenes y reconocidos por su trayectoria en teatro, televisión y cine, están dentro de una caja (podría ser de "petri" en tanto que permite ver) cuando usted entra al teatro El Granero. El escenario presenta una pared de fondo coronada de cinco pantallas, mientras que a los costados y al frente hay páneles transparentes; el público toma su asiento y espera. La sala queda a oscuras y sabemos que la ficción inicia. Ellos, dentro, graban un mensaje que leen y ese detalle propicia una serie de argumentos que definen a cada uno.

Son cinco jóvenes anarquistas confabulando. Conforme avanzan, hay algo que no sólo los detiene sino que los obliga a ir atrás: ellos. Este primer momento es dinámico, sumamente divertido para todos los asistentes. El público joven se identifica pleno porque son o han sido parte de un colectivo o un grupo representativo de algo y han usado los medios digitales para "cambiar al mundo"; por otra parte, las generaciones mayores los contemplan con simpatía, algunos entre butacas se recuerdan. La ficción lo permite todo. Tal vez sea demasiado, así como lo dice uno de ellos, tal vez estén gestando la revolución sin plantearlo si quiera, tal vez sea absurdo tomar una identidad única, homologada cuando no están de acuerdo. ¿Deben ponerse de acuerdo? ¿Cómo? ¿La democracia es votar? ¿Votaremos para estar de acuerdo en votar? Cualquier relación con la sociedad actual es mera licencia poética de la ficción. Tal vez por eso una parte del auditorio observa la escena menos identificados con los personajes y más con la situación nacional. Hasta podríamos levantar la mano y sumar posturas ahí mismo, pero ellos no nos ven, estamos fuera.

Al cambio del segundo momento (o cuadro) se ve a los técnicos cambiando el mobiliario, es el mismo, pero diferente. En el cuadro uno usan un sillón para dos, desagarrado color hueso y bancos de plástico, tazas diversas y cajas de cartón que hacen de archiveros. En el segundo, en vez de bancos hay sillas de oficina, con rueditas, hay cafetera térmica, tazas institucionales y un marcador blanco para diagramar las ideas que proponen. Usan la tecnología de forma personal, pero la situación es muy parecida. Estos jóvenes están ahí porque venden sus ideas, son "profesionistas" premiados, reunidos para crear una película con un personaje definido. Quién tiene el poder de coordinar es quien conoce al cliente y todos son grabados, "todos aceptamos el cheque" por lo que ahora son propiedad del cliente (las ideas que emiten, no ellos, de ningún modo). Saben que para construir una ficción, además del cheque, deben tener "la atención del espectador, moverle emociones simples y nunca construir la historia en tres partes, sino sobre la columna moral". Saben que la vida es terrible y que el trabajo de la ficción es que sea coherente aunque la vida no lo sea, pero ¿cómo debe llevar su vida un ser humano? Ellos saben que son vistos, como cualquier civil en la calle, así como cualquiera en la sala en tanto que vemos a los otros. Tampoco logran un acuerdo, tampoco hay réplica a las propuestas.

El tercer cuadro inicia con el cambio del espacio que es el mismo, modificado. Mientras el primero tendía la acción en todo el espacio, el segundo se significó en las fórmulas escritas en los páneles y los personajes hacia las esquinas. El tercero concentra la atención con una mesa al centro, una sala de juntas y una vestimenta formal. Adultos jóvenes laborando dentro de la institución, identifican el "arma" que atenta contra el sistema.
Una lectura es que son los mismos personajes activistas, después artistas, que posiblemente terminan en el servicio público usando las armas que crearon para destruir el sistema. Otra posibilidad es ver el mismo discurso propuesto por el espacio, pero desde diferentes ópticas. La pregunta es ¿cómo se usa una "amenaza"? Algunos como "broma, operación o contradicción", otros como "la construcción de un mito" libertario de la sociedad y otros como un "arma". Como sea que se vea, George Kaplan le ofrece, además del oficio sobre la escena (es decir, una puesta bien hecha) diferentes posibilidades para que usted, desde su butaca, se divierta, pase un excelente momento disfrutando la versatilidad de los actores, reconociendo las situaciones, viendo la cara de los demás espectadores, sorprendiéndose de los efectos sanguinolentos o bien admirando la gracia del teatro que se muestra ahí, en la escena. En este tercer cuadro los páneles se modifican y con ellos, la percepción del espectador; parecería que el sistema integra a la sala. ¿Usted cómo participa en este sistema? Debe ver este trabajo que ya se ha representado desde 2016 y si ya lo conoce, debe acudir y comentar en qué se modificó el cuadro tres.

Cada cuadro tiene un final contundente, cada uno retoma la calidad del café y la toma de acuerdos entre las personas. Tal vez estemos ante una posibilidad de la sociedad actual, ¿usted que dice? La puesta en escena de George Kaplan debe verse y comentarse aunque tal vez sea bizarro, como ellos mismos dicen, también se pueden aplicar lógicas terciarias o confirmar que tanto sabe usted de la propuesta anarconihilista. Sin duda alguna este trabajo dirigido por Raquel Araujo lo dejará satisfecho. Ella considera que "podemos tener el impacto suficiente para cuestionar al poder y transformarlo", mientras que en conjunto, actores y directora, comparten que este trabajo le aporta a la escena nacional: reflexión, cuestionamientos, sensibilidad, imaginación, actualidad política, preguntas." Totalmente de acuerdo y sin necesidad de votar.

Reiteramos la pertinencia de ser parte de esta puesta en escena porque la experiencia teatral que verá es original y será de su agrado. Tal vez en el momento de mayor identificación usted sienta cierto rechazo, entonces el espacio creado por Jesús Hernández lo apoya y lo invita a espiar libremente a los demás. ¿Cuántos hay en la sala como usted? ¿Cómo son las personas que se miran entre sí? ¿Quién sigue atento y se deja ver? ¿Platicaría con alguno al final de la función?

Para terminar, agradecer el apoyo de Raúl Medina y el equipo del centro cultural del bosque por las facilidades otorgadas para la realización de la presente nota, así como a la generosidad de La Rendija por aportar un teatro total y por sus palabras para esta ménade. Gracias. 

Alma Torices

teatrista

¡Veamos teatro para ser libres!

Funciones: jueves y viernes 20hrs, sábados 19hrs., y domingos 18hrs., hasta el 18 de agosto de 2019

Teatro: El Granero "Javier Rojas", del Centro Cultural del Bosque, atrás del Auditorio Nacional, metro Auditorio, a un costado del Campo Militar Marte.

Localidad: $150°° disponibles en la taquilla del teatro así como vía Ticktmaster. 

Duración: 104 minutos

Accesibilidad: el teatro cuenta con rampas de acceso hasta el foro por lo que no precisa ayuda para ingresar aunque sí para tomar un asiento en caso de silla de ruedas o muletas; el ingreso a los sanitarios presenta un escalón y no son tan estrechos; cuenta con estacionamiento y se llega fácil en transporte público. Si acude en bicicleta su estacionamiento está a un costado del teatro, preciso en la esquina con la plaza "Ángel Salas" o bien hay otro a lado de la caseta de vigilancia, frente a la librería. A un lado está la cafetería "Café-Inna".

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