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Destruyendo castillos

 

basada en La bella durmiente de Elfriede Jelinek

Director: Rafael Balderas

Actuación: Tania Noriega

Cadáveres unidos

Al centro un sillón rojo, delgado y alargado, ella perpendicular va despertando, “existir, mi ser está dormido”, dice y presenta la tesis que aquí parafraseamos: existir es en relación de amor al otro; un ser dormido a punto de existir, incapaz de despertar mas con el deseo de existir, porque “existir es incomparable”, pero qué reino habita, donde gobierna o reina. Monólogo en que se presenta la dicotomía entre lo femenino y lo masculino dictado por la cultura y cuestionado desde la postmodernidad a través de la voz de los jóvenes, en esta propuesta, de una actriz de 25 años que vive sola.

Interesante que la puesta se base en un texto de Elfriede Jelinek, activista y comunista austriaca, a quien seguramente usted reconoce por la defensa de los derechos de la mujer, el Nobel que recibiera en 2004 o la película La pianista (adaptada por Michael Haneke). Interesante no sólo por la personalidad de la autora del texto origen, quien se rehusó a recibir el premio en público y cuando por fin habló, dijo: “Estoy exhausta”, sino porque se ha dicho que su obra dramática “no son teatro sino textos para ser hablados, liberados de la tiranía de los papeles dramáticos"; en Destruyendo castillos estamos ante una adaptación o versión dramática que debe verse para valorar el texto porque no juzga, sino cuestiona y aporta una mirada de siglo XXI ya que sus temas recurrentes son “la violencia del poder patriarcal, la mujer como objeto y la moda” (Julieta Rudich, El país, 18-12-2004). La propuesta escénica Destruyendo castillos le ofrece la mirada de mujer y hombre ante la relación humana que permite la existencia a partir del amor, pero ¿qué es y cómo lograrla sin roles de poder?

“En este unipersonal, Tania Noriega interpreta a un príncipe y a una princesa quienes, tras no cumplir expectativas, tienen que aprender a arreglar sus diferencias antes de que el castillo se les derrumbe encima.” (¿Podría derrumbarse debajo?, ciertamente si los personajes se ubican encima.) Dice el párrafo promocional hallado en la página de Un teatro; en escena ella habla de frente, directo al espectador, lo reta, lo confronta y no cambia su elección. Seductora, atractiva y versátil, Tania Noriega lo lleva de la ironía a un alto en la cotidianeidad, de la palabra establecida a la secuencia de movimientos que le permiten cambiar de personaje. La princesa que despierta, el príncipe que en desconocimiento, ata cabos sin más, el ser que no ha nacido y la actriz (aquí una duda, amable lector, la actriz representa a cuatro personajes o cinco contando a Dios; asista, confirme y comente cuántos personajes interpreta y cómo los distingue ante su mirada) de 25 años que está y vive en este mundo, en este tiempo, con la determinación de estereotipos y el hartazgo de los mismos.

“¿Puede que seas tú lo que está debajo de ese pelo?”, o “si tú no hubieras venido, yo no existiría, no aún” son textos dichos en una atmósfera fría, directa y dura, tanto como la imposición de tener que ir, ser o hacer algo sin más que el deber, la representación de un rol impuesto hace siglos y la creencia en mitos que poco ayudan a la construcción de una sociedad que parte del amor en la existencia, en la interrelación para la existencia. El manejo del espacio vacío permite que la actriz signifique cada zona; el escenario tiene el sillón rojo al centro y un muñeco de trapo de dimensiones humanas y orejas de conejo, blanco como se aprecia en la fotografía tomada después de la representación, y que sirve en la escena para la interacción. “Poder” es el nombre con que se presenta el príncipe, hombre u otredad en escena que también se asume Dios desde un silogismo inocente favorable a la reflexión y el razonamiento de la situación humana actual.

El tiempo no es un enemigo de la “belleza femenina” salvo al juicio del consumo, el tiempo es un constructo como lo son los estereotipos y los mitos, por eso debe ver Destruyendo castillos, antes de que lo aplasten y siga reiterando el tipo de relación interpersonal sin cuestionarla. No sé qué sea lo que toda mujer quiere, sin embargo, será preciso que usted sea parte de la breve temporada y comparta con los creadores una forma escénica de re-pensar a la mujer y al hombre en el siglo XXI. De pronto considere si el amor es una virtud y si es exclusivamente femenina, la virtud. ¿Quién realmente destituiría a Dios? No lo sé, suscribo que “sería un error mirar la vida desde mi punto de vista”, porque “no necesito saber lo que sabe Dios para ser alguien”. ¿Quién dijo que un hombre tiene que satisfacer a una mujer?

Insisto en lo interesante que es, a partir de ver a una joven de 25 años en escena, reflexionar acerca de lo que nuestros jóvenes tienen como cierto: lo femenino, los hijos, la pareja, la soledad. “Tengo un encuentro sexual y vuelvo a la normalidad”, seguido de giros y giros hasta caer, cadáveres unidos y la constante soledad que enmarca la reflexión. Puesta en escena que debe verse solo, entre generaciones, en pareja, entre amigos, en familia y entre desconocidos que bien pueden compartir una taza de café o una cerveza antes o después de la función. Veamos teatro para lograr poner en palabras aquello que inquieta en este siglo XXI y que nos deja en modo de cadáveres unidos.

Para terminar, agradecer a Enrique Saavedra las facilidades otorgadas para la realización de la presente nota.

Alma Torices

teatrista

Funciones: viernes 20:30hrs., hasta el 30 de marzo de 2018

Teatro: Un teatro, Av. Nuevo León #46, frente a la zona infantil del parque España, en la colonia Condesa, casi esquina con Tamaulipas, entre Sonora y Juan Escutia.

Localidad: $200°° general. Teléfono: 26 23 13 33

Duración: 60 minutos

Accesibilidad: a seis cuadras del metrobús Sonora, cruzando por el parque México. El lugar cuenta con cafetería y alimentos.

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