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La mordida

Autor: Creación colectica de la Compañía de Teatro Penitenciario

Director: Artús Chávez

Actuación: Javier Cruz, Ismael Corona, Antonio Hernández y Héctor Maldonado

...pus, como quieras

Con un escritorio, una máquina de escribir, un archivero lleno, una banca, unos botes-banco, tres cuadros con fotografías reconocidas (Mancera, Peña Nieto y Silverio Palacios –actor mexicano), se significa una oficina de gobierno; con dos celulares, una canasta de vendimia, un fólder y una perinola, se ejemplifica el uso –y abuso- del poder. Analogía de la vida cotidiana dentro o fuera de prisión, me explico: Julio Hernández “Astillero”, en su reciente libro “Encabronados” (puesta en escena homónima), aporta la cantidad que paga un preso por existir dentro de la prisión; sin embargo fuera de ella también se paga cada una de las relaciones que se establecen en el orden social como el “viene-viene” o el pedigüeño hasta el servidor público que se lleva su parte cuando usted pretende un trámite transparente.

Aquí, antes de que usted grite “no a la corrupción”, por favor, revise su cómodo tirar la basura con el señor que toca a su puerta y, por unos pesos, se la lleva. ¿Sabía usted que así fomenta la corrupción? ¿Sabe que eso es “la mordida” más aceptada en esta ciudad? No es un dato que aporte la obra, no obstante es un deber informarle antes de curarnos en salud dentro de la sala teatral.

Volviendo al hecho escénico, “La mordida” ofrece oficio en la dirección que usted notará desde el inicio. No le cuento lo que ocurre antes de la tercera llamada, pero al ponerse de pie y participar del rito inicial, pregúntese si tal acción es o está dentro de la ley que rige al símbolo. Una vez dada la tercera llamada, la presentación de los personajes se da a ritmo de “Buenos días, señor Sol” de Juan Gabriel. Escuchamos música popular desde el ingreso a la sala, pícara que favorece el estado de ánimo. “La mordida” quiere verlo a usted animado, dispuesto a disfrutar de un trabajo bien hecho. La dirección presenta a los personajes, los actores han presentado la obra.

Si usted ya los ha visto en “La espera” o en “Ricardo III versión 3.0”, podrá notar el acierto del director al explotar las cualidades del actor que ahora nos representa como pueblo: mudo, servicial, mil usos, solidario, trabajador, aguantador. Ningún director, que haya trabajado con ellos, ha logrado lo que aquí verá, por eso debe verla. Si usted no conoce el trabajo de los actores, descuida que no parará de reír, de pasar la hora más que bien y se sorprenderá de lo natural que parece todo aunque la situación es absurda. Cualquiera en la vida cotidiana lo resuelve más rápido. Ahí el dilema y la aportación crítica a la sociedad: ¿otra mordida? Y si no, “pus, como quieras”.

El pretexto es sacar el permiso para poner un puesto de tacos, pretexto que exhibe la razón para que un trámite proceda o no: una pirinola. El azar define el destino de sus trámites y como un juego se trata a quien desea algo (desde orinar dentro de la cárcel hasta trabajar honradamente). Pagar o abdicar son las opciones. No hay soluciones mágicas y el impacto logra que usted, al salir, se confronte con su realidad. Sabemos bien que  el “pus, como quiera” no es la respuesta que esperamos, pero ¿cómo enfrentarla? La propuesta escénica es respetuosa de su decisión, tanto como directa, clara y profunda por lo sencillo del planteamiento.

Es inevitable que se ría a carcajadas porque las interpretaciones son chistosas, ridículas (profesionalmente hablando son correctas), precisas y cada uno de los actores está en el punto de su interpretación: sutiles, mesurados y, en su momento, extravagantes y vulgares. Sin duda, se nota su crecimiento  la mano del director que, sin hacerlos clown, presenta secuencia cómicas bien llevadas en cierto realismo. La iluminación apoya los momentos fársicos así como la decisión del público al generar ambientes en diversas situaciones.

Cambios de vestuario ágiles lo sorprenden y enriquecen la puesta. Voces entrenadas y actores dirigidos profesionalmente lo esperan este fin de semana para que usted disfrute, ría libre y reflexione antes de accionar en su día a día. La risa catártica libera el peso moral en la reflexión y propicia el análisis personal. Asista y cuente su experiencia para que otros vayan.

Para finalizar, agradecer el apoyo de Raúl Medina y su equipo (Gabriel) quienes hacen posible la realización de la presente nota.

Alma Torices

teatrista

Funciones: martes 21hrs., hasta el 18 de diciembre de 2018.

Teatro: La teatrería, calle Tabasco 152 colonia Roma, metrobús Jardín Puskin, metro Niños Héroes, a unas cuadras de Avenida Cuauhtémoc.

Localidad: $250°° general más cargo por servicio (así indica en la página del lugar).

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