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La divina ilusión

 

Autor: Michel Marc Bouchard

Traducción y Director: Boris Schoemann (Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte FONCA 2016-9)

Actuación: Pilar Boliver, Dalí Jr. González, Eugenio Rubio, Constantino Morán, Mahalat Sánchez, Miguel Conde, Paula Watson, Olivia Lagunas, Miguel Corral, Gabriela Guraieb y Servando Anacarsis Ramos.

 

… porque no es mi vida

El oscuro en la sala confirma que inicia la puesta en escena. Un canto suave nos lleva a un espacio místico que, cuando sube el telón, acompaña cuatro tipo camastros, una pared al fondo y una escalera recargada en ella. Vemos a un joven que escribe y escuchamos cuando lee una didascalia (acotación) de una escena teatral que termina con la frase “amo el teatro porque no es mi vida”. Así inicia la puesta en escena que surge en un espacio con menor dimensión y que ahora se adapta al escenario del teatro Julio Castillo en breve temporada intersemanal, por lo que debe decidirse pronto a ver el buen teatro que se hace en esta ciudad con la dramaturgia contemporánea.

Estamos en un seminario con la tesis “el teatro es malo”; uno de los seminaristas, sin problemas económicos, disfruta de la lectura y el seguimiento de reglas, aunque la pasión de Michaud, es el teatro. Él es quien nos guía por la historia de los demás personajes magistralmente representados por el equipo actoral. El joven seminarista dramaturgo es Dalí González, un actor con buena presencia en escena a quien apenas le es necesario mayor trabajo con la pronunciación de la letra “s”, detalle casi imperceptible, pero perfectible. Salvo ese detalle, las actuaciones son verdaderamente mágicas.

En la historia, la actriz Sarah Bernhardt llega a la región donde está el seminario, por lo que envían a un par de jóvenes a pedirle que no se presente y se vaya. La actriz es la inmejorable Pilar Boliver (egresada del Colegio de Literatura Dramática y Teatro, UNAM) y su representante es el carismático y fácilmente reconocible actor Miguel Conde. El conflicto radica en el descubrimiento del mundo que vive Michaud, el joven dramaturgo, ante la llegada de otro seminarista que llega y parece ser “intocable” por las autoridades. En la trama vamos del cuarto de los seminaristas a una fábrica, al camerino de la actriz, a una calle, a una vivienda pobre, en fin, vamos a diversos lugares solo con el movimiento de los camastros que, en posición vertical hacen de divisiones de espacios. Sorprende cuando hacen el camerino porque nos deja ver las camas por abajo, pintadas, decoradas en tonos rosa con grecas doradas, dignas para el camerino. La frase con la que iniciamos la puesta es interpretada por este icono de la escena de tal forma que el público no duda en reír. Estamos ante una puesta en escena que nos lleva a la risa honesta pasando por la indignación y la sorpresa.

Referencias a diferentes autores como Dumas o Dostoiesvki, analogías entre María y Medea –por el sacrificio de los hijos- o las “ocurrencias” de este joven inexperto hacen que la empatía se dé y mantenga el público aún con el intermedio; es decir que la obra está tan bien hecha que la gente, teniendo la oportunidad de irse, decide mantenerse en la sala hasta acabar la representación (salvo algunos colaboradores de prensa que no ven las obras completas y se van cuando pueden, solo ellos en esta ocasión, dejaron la sala).

En la escena hay referencia a los tipos de vida producto de la desigualdad social, al nuevo tipo de teatro, el social, que surge hacia principios del siglo XX y que es visto por quienes van al teatro y no corresponden con la realidad desfavorable que presentan en escena, pero pueden pagar el boleto; hay referencia a las declaraciones de la actriz en Quebec (“una sobre los atrasos intelectuales y artísticos de la nación y otra sobre la importancia del arte en la sociedad”, dice en el programa de mano), hay referencia a lo que el teatro permite, “la magia que tiene de transportarnos a otros mundos, de inventar universos a los cuales acudir para escapar de la realidad y de la simple cotidianidad”, dice el boletín para prensa que aquí se cita. Solo decir que se hace clara alusión al abuso que los infantes viven con el acuerdo de Dios y la diferencia de edades entre los cuarenta de un viejo sacerdote y los doce de quien se calla por diversas razones, quizá sepa que “no hay gloria en ser víctima vergonzosa”.

Sea quizá la escena más emotiva y respetuosa de toda la puesta el momento en que Pilar Boliver reflexiona sobre el poder y cuestiona a la vida sin el arte resaltando el derecho a la felicidad. Aunque el público asistente al estreno gozó más de un momento, sea tal vez el más aclamado el encuentro entre Madeleine (Olivia Lagunas) y Talbot (Eugenio Rubio) pues se conjuga el deseo de liberación en uno y en otro las ganas de disfrutar el momento presente. Cada uno de los personajes le dejará una marca, como es el caso del hermano, del patrón o la madre de Talbot, la señora Talbot, interpretada por Mahalat Sánchez.

Sin duda alguna una puesta en escena que debe ver porque tiene vestuarios que nos remiten a la época, porque la iluminación, sin abusar de los recursos, sugiere ambientes y espacios que se delimitan con los elementos escenográficos, porque es una puesta en escena hecha para verse en diferentes espacios y porque, a fin de cuentas, si el teatro no es ese espacio donde se liberen la pasiones humanas –de los que pueden ir al teatro- ¿dónde más?

Acuda y escriba su parecer de esta puesta en escena. La dirección es de lo más amable que hay para los cambios de los espacios que realizan los mismos actores como parte de su escena, es decir que si van por la calle, así, en esa actitud, hacen el cambio de decorado que consiste en modificar la posición o lugar de los supuestos camastros: hacen de mesa de trabajo, de pared, de media pared, de biombo. Las voces y las reacciones de los actores le harán pasar una velada inolvidable y memorable. Sin más, acuda al teatro y déjese llevar por la magia de La Divina Ilusión.

Para terminar, decir que la “divina” es la actriz Bernhardt, la ilusión es la no percepción de la realidad circundante y La Divina Ilusión es la creación que Boris Schoemann le ofrece en la cuarta temporada que usted debe ver acompañado. 

Agradecemos el apoyo de Enrique Saavedre para la realización de la presente nota; Alejandra Ramos por la aclaración en los datos y a todo el equipo que labora en la difusión del Centro Cultural del Bosque por las facilidades otorgadas.

Alma Torices

teatrista

Funciones: lunes y martes 19hrs., hasta el 4 de junio de 2019.

Teatro: Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque, atrás del Auditorio Nacional, metro Auditorio, a un costado del Campo Militar Marte.

Localidad: $150°° disponibles en la taquilla del teatro así como vía Ticktmaster.

Duración: 160 minutos

Accesibilidad: el teatro cuenta con rampas de acceso hasta el foro por lo que precisa ayuda para ingresar en caso de silla de ruedas o muletas; los sanitarios son estrechos; cuenta con estacionamiento y se llega fácil en transporte público. Si acude en bicicleta los viernes debe presentarla en taquilla para obtener el descuento especial y su estacionamiento está a un costado de la caseta de vigilancia, frente a la librería. 

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