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La ceguera no es un trampolín

 

Autor y dirección: David Gaitán

Actuación: Harif Ovalle, Michelle Betancourt y Raúl Villegas, con 18 personas más.

...si sonara

En la página del INBA se lee: "Temerosos de no poder cambiar de opinión y con pánico a tener una buena idea, tres seres están convencidos de que la parálisis les otorgará libertad, así que dedican su vida a escapar de todo lo que pueda ser considerado un lugar definido." El pánico a lo obvio y la necesidad de originalidad condenan a una generación de creadores, quienes -paradógicamente- reciben apoyos federales; tal vez a ello se refiere Gaitán con que una idea te esclaviza. El sistema absorbe y sin él parece generalizarse la idea de que nadie sobrevive.

Interesante el manejo del Teatro El Galeón Abraham Oceransky porque lo va descubriendo. Si una persona jamás ha entrado a tal recinto puede sorprenderse por lo versátil, para quien lo conozca no deja de agradecer la dinámica y el diálogo con el lugar significando el mundo de las ideas.

Cierto que tres seres se autorregulan para no tener ideas ante una amenaza latente; mantienen al espectador intrigado en un ambiente denso que plantea una generación oscilante entre la decepción del discurso y la teatralidad mexicana. Un planteamiento que bien podría significar también a una sociedad manipulada y cómoda, eso cotidiano que se exhibe como descontento pero que del ciber manifiesto no pasa ni pasará. 

Las ideas desestabilizan, pero ¿qué es una idea y cómo se valida? ¿Ejercer la libertad sexual realmente hace libre a la persona? Ante tal momento en la escena, fue preciso indagar en datos actuales a fin de comprender la ambivalencia de esta generación que habita un país donde "ocurren al año 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años" (La Jornada, 17 de mayo de 2019) porque ningún integrante de la relación sexual usó al menos un método anticonceptivo toda vez que no los conocen o no los usan, así de simple. Entonces resulta trascendente la reflexión lanzada sin más. Así transcurre el inicio y la mitad de la puesta en escena; parecería un campo de batalla con flechas lanzadas hacia allá y ya.

Las paredes blancas que perfilan el punto de fuga permiten la proyección de sombras e imágenes con partes de texto como "si la tragedia sonara..."; tal vez con ello se marque el cambio de cuadro o escena. La iluminación mayormente blanca y general enfatiza cierto tono rígido. Las caras blancas e inexpresivas desaparecen a los actores ya vistos en otras puestas: Harif Ovalle, Michelle Betancourt y Raúl Villegas, dando paso a la "paradoja absurda de mantener un bajo perfil" esperando que alguien "venda una utopía" en este sistema considerado perfecto. 

La consigna de la neolibertad resuena en el foro: verifica, copia, repite. La presencia de la comparsa o mundo de las ideas permite que una mínima parte de esos miles de jóvenes en formación artística se preparen sobre el escenario. Así se han presentado otras propuestas teatrales que ofrecen a unos cuantos lo se requiere para su formación y no alcanza para apoyarlos ya que cada día son más. ¿Cómo no? Ahora con los medios digitales se exprime la creatividad histriónica que da identidad y existencia en una sociedad de espectáculo e inmediatez. 

Quienes permanecen vistos, sin ser reconocidos, son el equipo de comparsa que da vida al mundo de las ideas de inicio a fin de la representación, imágenes que van y vienen, que intervienen sin más que su presencia; tal vez con ellos se fortalezca -con sentido- la tesis de: tener ideas desestabiliza y es mejor la estabilidad, hasta que se cambia el paradigma, se desploman los límites, conviven con otras propuestas y, parece, nos quedamos todos en un mundo mágico, lleno de personajes, sin razón de ser.

Quizá también un final largo impide que se sienta el cierre, un oscuro lento tras un alejamiento de la escena propicia -así lo creo- que el espectador piense antes de aplaudir. Afuera hay comentarios varios que expresan calificativos como "raro", "loco", "sacado de..." No es rechazo sino un desconcierto total ante la sacudida que deja el vacío de aquello que hace al teatro, ¿pero qué es el teatro? ¿requiere ficción, personajes, modulaciones vocales, espectáculo, producción que justifique una beca?

Asista y sea parte de esta y muchas reflexiones más al tiempo de ser parte del camino que marca David Gaitán en la escena nacional. 

Si la ceguera no es un trampolín y si no está claramente definido quién determina lo que es o no una propuesta, ¿de dónde saca una generación que así se debe ser o hacer? Un personaje es indispensable en el escenario, un espectador atento que arme la relación es insustituible; urgen los personajes y los espectadores: no más pares de manos que aplauden y alaban los sin sentidos a los que se ven obligados los nuevos creadores. ¿Requerimos dramaturgos y directores? ¿Producción? ¿Otro sistema de asignación para los espacios federales? Mucho en que reflexionar a propósito de si es o no un trampolín esta "ceguera". ¿Es posible el teatro sin personajes?

Para terminar, agradecer el apoyo indispensable de Raúl Medina y al equipo de prensa del CCB por las facilidades otorgadas para la presente nota.

Alma Torices

teatrista

Funciones: jueves y viernes 20hrs., sábados 19hrs., domingos 18hrs., hasta el 19 de mayo de 2019.

Teatro: El Galeón, del Centro Cultural del Bosque, atrás del Auditorio Nacional, metro Auditorio, a un costado del Campo Militar Marte. 

Localidad: $150°° disponibles en la taquilla del teatro así como vía Ticktmaster. 50% de descuento a estudiantes, maestros e INAPAM con credencial | 75% a trabajadores INBA | Credencial Gente de Teatro: $45 | jueves de teatro $45

Duración: --- minutos 

Accesibilidad: el teatro cuenta con rampas de acceso hasta el foro por lo que precisa ayuda para ingresar en caso de silla de ruedas o muletas; los sanitarios son estrechos; cuenta con estacionamiento y se llega fácil en transporte público. Si acude en bicicleta los viernes debe presentarla en taquilla para obtener el descuento especial y su estacionamiento está a un costado de la caseta de vigilancia, frente a la librería. 

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