Jugamos al entierro

 

Cuando ingresamos al foro, la escena ya está. La actriz toca el acordeón de modo tal que llama la atención, parece esperar. Un niño del público (parece que tiene cuatro años) pregunta a su familiar ¿para qué toca? La actriz Adriana Reséndiz está sentada, casi de espaldas, acordeón en mano, flanqueada por globos azules y blancos, apenas se le ve.

"El lunes pasado fue mi cumpleaños", dice Jette e inicia la representación y así, franca y directa sabemos que se trata de una niña de diez años y que su hermano, Emilio,  apenas pudo cumplir los seis. Se escuchan causas de mortalidad dichas de forma tan ágil que apenas es el tema asumido por la audiencia cuando ya saltan las carcajadas en reacción a la manera versátil e ingenua de interpretar al personaje. Frases como "pálido como una paleta de yogur natural", o pizza de sardina, provocan empatía con la hermana súper espectacular.    

Mucho se ha dicho sobre la relación de los mexicanos y la muerte; sin embargo es un tema que no se habla y para el cual no se educa. ¿Ha recibido o ha regalado flores, cierto? Pero no un contrato de un servicio funerario y menos en un cumpleaños. Las explicaciones que la familia se da o le dan a los menores suelen ser de tipo mágico-religioso. Algunos hablan franco al reconocer no saber qué pasa con el que muere; los vivos tienen un duelo, una pérdida irreparable que debe atenderse. Por lo anterior es que debe verse ¿Duermen los peces?; la puesta en escena trabaja con el tema desde la mirada de una niña concebida por el dramaturgo nórdico, Jens Raschke.

A través de un discurso ágil y conocedor del manejo de las emociones, da una noticia que enmudece a la sala, seguida de la más franca risa de niña que se contagia y relaja la tensión. El tema no es sencillo. Los asistentes abrazan a sus menores de forma instintiva.

Preguntas como: ¿las lagartijas tienen gripe?, ¿por qué el sol está caliente?, ¿por qué la gente no se muere en los cuentos?, ¿los peces duermen? y ¿por qué le salen pelos en las orejas y no en la cabeza? Son algunas de las muchas que se hacen los hermanos de esta historia y descubren que los adultos que los rodean no tienen respuestas. Por eso usted debe ver teatro, para tener una idea de cómo acercarse al tema y responder. El personaje cuenta cómo realiza el proceso de duelo con su hermano a través del juego, por eso juegan al entierro, mientras que una de sus figuras parentales cae en depresión y la otra sigue sin saber cómo afrontarlo hasta que la ciencia, Darwin o la cadena alimenticia bastan para entender la situación y afrontarla.

Reitero la urgencia en que la puesta sea vista porque expone someramente una de las reacciones que laceran más: la indiferencia. Jette trata de consolar a su madre, pero "ni me notó", dice. "Miraba fijamente al vacío, que parecía que quería hacer agujeros en el aire". Son duelos y cada uno vive el propio. En la sala, los espectadores se reencuentran con una pérdida que puede ser compartida -así como se aprecia en las fotografías-al dibujar o escribir ese mensaje tan simbólico como verdadero.

Asista y déjese llevar por el magistral trabajo producido por ReNo que lo incita a expresar sus emociones. Recuerde que las personas requieren afecto; la situación es meritoria de apapachos propios y hacia el otro. Cobijar, apoyar o simplemente estar ahí con amor y verdad.

Reflexione lo pertinente del imaginario de la religión que profese y fortalezca la respuesta que dará cuando le pregunten: ¿cómo es eso de estar muerto?

La escenografía le muestra un piso verde que remite al pasto, seis prismas multiusos que por la distribución dejan claro el lugar en que se sitúa la representación. Con ellos recrea el puente donde construyen el dique, los mesabancos de la escuela, el féretro, la cama, entre otros lugares que se significan por la narración escénica que realiza, con profesión, Adriana Reséndiz. Las acciones que realiza en contrapunto con el significado del discurso le permiten, al espectador, apreciar en su conjunto el hecho escénico. Se trata de una puesta en escena lúdica, teatral, catártica y conmovedora, por ello didáctica, recomendable y pertinente. Si usted ha sentido "nubes negras de rabia" será mejor que tome los colores que le ofrece la vida y vaya afrontando el proceso. Los teatristas mexicanos lo acompañan para que los remordimientos sean liberados.

En ese sentido de liberación o catarsis, el equipo creativo de ¿Duermen los peces? lo invita a hacer uso de la comunicación gráfica, por lo que, al finalizar la obra, puede tomar un marcador y ser parte de este proceso social de duelo en el que la despedida es fundamental para asumir la partida. Otra vez, o por vez primera, hay que despedirse de aquel ser en quien piense durante la obra.

Asista y sea parte de una propuesta sanadora, por ello, necesaria en los procesos tanatológicos cotidianos.

​

Por otra parte, desde aquí le comentamos que circulan algunos materiales de apoyo que tal vez le interesen:

a) un estudio académico relaciona al niño con la muerte a partir de la educación: http://www.tanatologia-amtac.com/descargas/tesinas/44%20Los%20Ninos%20y%20la%20Muerte.pdf