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Ángeles en América

Autor: Tony Kushner

Director: Martín Acosta

Actuación: Fernando Álvarez Rebeil, Fabián Corres, Mario Eduardo León, Nacho Tahhan Diego Jáuregui, Diana Sedano y Laura Almela (ambas Becarias del programa Creadores con trayectoria, FONCA) y Tanya Gómez Andrade (Becaria del programa Creadores escénicos)

Mi corazón bombea sangre contaminada

Una serie de símbolos enmarcan la puesta en escena que se presenta en un espacio único creado por Tanya Orellana; tres paredes totales, una trampilla de lado izquierdo, tres puertas a la derecha, las dos de abajo, una más baja que la otra y la superior, son los detalles que le quitan el posible planteamiento realista a la propuesta dirigida por Martín Acosta. El espacio no está vacío porque tiene 16 sillas a los costados; poco a poco se van acomodando, cada una sobre las escenas y por los mismos actores, para sugerir los diferentes espacios, como el cuarto de hospital o el parque a donde caminar por las noches. Sobre las sillas de lado derecho además están cinco teléfonos que ubican la época referida. Diego Jáuregui representa un personaje complejo porque presenta una actitud pública y otra privada, ahora que en su momento público también presenta diversidad de pensamientos que quedan claros en su primer escena. Doble o mentiroso, juzga una obra de teatro como nada recomendable y ante otro interlocutor la califica como “lo mejor de lo mejor”.

Por otra parte Laura Almeda está todo el tiempo en escena con un traje especial que le cubre la cara con una mascarilla, así vigila a cada personaje al ayudar en los cambios de escena, será hasta el tercer acto cuando la veamos con personajes disfrutables.

La dirección permite que la narración sea ágil cuando son los personajes quienes definen el espacio por las relaciones entre ellos, así que algunas escenas se sobreponen al tener a dos parejas juntas sobre el escenario dialogando desde las esquinas, se cruzan, se relacionan y al espectador le genera interés porque debe atender con mayor cuidado y seguir la historia para no confundirse.

En 1985 la situación política en Estados Unidos se vincula con la aceptación pública del SIDA, la puesta en escena muestra cómo se desarrolla la vida de quien la padece así como la transformación en sus interrelaciones. Por eso, por la muestra sobre el escenario de cómo se transforma una relación entre personas, de amor en abandono o de matrimonio en pantalla social, debe verse esta propuesta cuya duración es de doscientos minutos con dos intermedios de diez minuetos cada uno. Al levantarse el telón hay un espacio nuevo dentro de la misma escenografía, las sillas se mueven de lugar y es evidente el fin del primer acto porque ha quedado tan lleno de tallarines y restos del plato roto que debe cerrarse. La iluminación apoya el discurso al dejar en claro los momentos públicos de los interiores como es el caso del mundo mental del personaje interpretado por Diana Sedano. Sus escenas así como su personaje sean la evidencia de la alteración social que desenmascaró la evidente vida de algunos hombres que ya no requerían a la familia para ser respetables. En este 2018 cuando la CDMX es amigable o bien con respeto a los derechos sexuales de las personas, esta puesta en escena recuerda que detrás de todo esto hay una doble moral que debe atenderse si se observa desde la política estadounidense. Interesante notar cómo ocurrieron los hechos en un país y lo que podría pasar en cualquiera que siga la línea de pensamiento conservadora.

La primer escena así como la última quedaron fuera de todo alcance o explicación, así que le sugiero que ponga la atención que le faltó a quien suscribe. El aplauso final se percibe con cierto sin sentido por el final que no cae evidente para todo el auditorio. Otro aspecto similar es el desnudo que recuerdan el sello del director, quien en cada montaje desnuda a alguno de sus actores -sus razones tendrá ya que sus trabajos son memorables. El desnudo masculino tiene significado literal, eso le da sentido además de ser “estéticamente conveniente” (si se describe desde el lenguaje políticamente correcto), pero el segundo desnudo, el femenino, podría ser legible si se comprendieran los símbolos tatuados; aunque es de agradecer que tanto ese momento como otros los coloque detrás de la primer parte de espectadores ya que obliga a que se gire el torso y eso es amable para el tiempo que dura.

El humor en los personajes, las soluciones en escena, el discurso que se ve y el contenido recuerdan que “la imaginación recrea fragmentos de la vida real, por eso la imaginación no puede crear nada nuevo” así como que “los judíos no tienen un texto claro que diga qué pasa después de la muerte, ¿o si?”

La justicia es Dios. Tales palabras se comprenden cuando se escuchan en voz de los actores en esta puesta en escena. Juicios morales sobre el cuidado y atención a los enfermos socialmente rechazados obligan a definir los sentimientos, pero ¿sabes qué es amar? Cómo enfrentar la vida adulta cuando en la infancia el padre no hay afectos primarios, entonces la madre dice “Ya estás bastante grandecito para entender que tu padre no te quería”

Para finalizar, agradecer el apoyo del maravilloso equipo de Teatro UNAM por las facilidades otorgadas para la realización de la presente nota.

Alma Torices

teatrista

Funciones: de jueves a domingos, 18hrs., hasta el 30 de junio de 2018

Teatro: Juan Ruiz de Alarcón, Centro Cultural Universitario, Insurgentes Sur 3000, Metrobús Centro Cultural, metro Universidad

Localidad: $150°° general, 50% descuento con credencial vigente (estudiante, maestro, trabajador UNAM, jubilados ISSSTE, IMSS e INAPAM, jueves $30°° general, viernes 4 al teatro (cuatro entradas) por $200°°, domingo 2x1

Duración: 200 (dos intermedios de diez minutos cada uno)

Accesibilidad: Del metro Universidad se puede tomar el Pumabús ruta 3 o bien desde el metrobús Centro Cultural Universitario, en ambos casos llegas al MUAC, cruzas la explanada hasta la fuente de la librería, cafetería ahí está el cine, la sala de danza y los teatros.

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