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Te amo

"A donde quiera que vaya, xenofobia", dicen en La exageración en el mismo tenor en que comparten una mirada crítica a la sociedad actual donde ni las universitarias "comodinas" se salvan del feminicidio; una realidad que debe mirarse con belleza y amor así como lo propone David Olguín a través de las interpretaciones de Mauricio Davidson y Mar Aroko.

El ensayo de una obra de teatro ("El Mercader de Venecia de W. Shakespeare) es el pretexto para que se reúnan dos generaciones de actores. El miradero es el lugar donde la asistente de dirección no tiene más que mirar su deseo; el escenario es el único lugar donde el actor puede estar, es su casa, su territorio. En este peculiar ensay él hace gala de sus "tablas" (experiencia) y ella confiesa no saber de quiénes habla, porque no los ha visto ni en foto. Tal vez usted haya escuchado de Ludwik Margules (polaco 1933-2006), Alejandro Luna (mexicano, 1939), o Juan José Gurrola (mexicano, 1935 2007), entre otros referidos en la puesta, pero ella, joven, muy joven, no.

Él confiesa que su estilo nasal es parte de su rebeldía de artista, acuñada desde el siglo pasado y que no sabe hacer otra cosa porque no supo "hacer dinero". Está en el escenario desde 1950; recita de memoria parlamentos que da como respuestas, poemas al oído de hoy. Ella confiesa que en su casa le enseñaron a decir lo que piensa, que no encuentra trabajo y que está ahí, de asistente, porque lo "necesita".

Ambos saben que ella, como cualquiera de su generación de incipientes actores, solo es carne de cañón para las series televisivas. Usted apreciará los textos expresados por él tanto como la realidad que los perturba, ruidos dentro de un teatro viejo. Es una puesta en escena simplemente complicada (observación hecha sin exagerar, por eso debe verla). ¿El fin justifica el medio? Asista y comente: ¿amaría usted un teatro viejo y sin público?

La exageración resulta ser una reflexión hermosa y divertida, una confesión íntima de amor a las tablas.

Ella confirma que todos son "maestros", él le pide al instrumento de iluminación o fresnel que cierre su ángulo para que la deje fuera, "impertinente muchacha". Charlatanes muchos que ella desenmascara cuando confiesa lo que ha hecho por cumplir su sueño. ¿El fin justifica el medio? ¿Usted lo haría? Triste realidad que rebasa al círculo de actores, sino que es parte de la cotidianeidad amoral. También esta generación -y lo dicen chuscamente- es parte del "desfile de culos que ponen a diario la funesta caducidad de los viejos". Aquí es donde queda al descubierto el manejo generacional que exponen. Esta generación vive al día con muchas oportunidades en la utopya, exigencias profesionales y feminicidio diario. "Haz del teatro tu habitación propia, ese es el secreto", frase que bien puede ser aplicable a cualquier profesión, siempre y cuando la pasión te mantenga ahí, con ética, oficio y formación, como los actores que interpretan en escena. 

Un espacio negro resalta la mesa y la silla que habitan el escenario y que sirven para todo, es un ensayo y los demás no llegan. La música la ponen ellos, es parte del ensayo. Ella aprovecha para presentar su "trabajo en progreso", él usa el tiempo en admirarla y compartir su amor por el teatro. Entre reflexiones sobre la exageración se expone lo extremo de estos días, "un país de ladrones envilecidos", de hombres que creen "que a cualquiera pueden hermosear". Concuerdan en que hay una destrucción de la belleza; para entonces la puesta en escena ya le ha regalado imágenes, sonidos y escenas completas de belleza, tan necesaria para estar vivos en esta ciudad.

La reflexión sigue entre dinámicos pasos de un momento a otro, entre bailes y propuestas obscenas, entre textos y propuestas de uno y otro, entre la cosmovisión de uno y otro, el auditorio ríe, se identifica y levanta los pies. Asista, sea parte de esta puesta en escena y entenderá cuando se sorprenda acomodándose a su silla o levantando los pies. "El teatro es una metafísica de la vida", ¿qué dice usted?

A él, con su chaleco y en mangas de camisa, le corresponde la enseñanza -sin dejar la ironía y los momentos más disparatados- como cuando señala que: "Las tablas solo son nuevas si hacemos lo que afuera está prohibido", pero afuera es un caos, no solo por el tráfico y el desempleo. La vida actual, con cámaras que le dan validez a lo inimaginable, testimonios que bastan para hundir la trayectoria de cualquiera, deja pensando, a quienes asisten, sobre quién de los dos exagera. ¿Acaso es la vida misma, hoy, la que exagera? En la comodidad de la butaca, el espectador no solo disfruta la música y las imágenes que ofrecen los creadores, sino que, al tiempo de divertirse y disfrutar de la más honesta verdad que se logra en el escenario, está ante dos técnicas de actuación distantes en el tiempo, convergentes aquí y ahora.

Asista y sea usted quien comente si es exagerado o no cuando dicen que "los desafíos importantes son el corazón", ¿usted así lo cree? ¿Amar hoy basta para seguir ahí donde se desea estar? Sin duda alguna esta propuesta escénica insta al placer estético tanto como a la urgencia de que cada quien se comprometa con lo que hace para que vivir hoy no sea motivo de ira.

Quien suscribe se suma al llamado de atención ante la injusticia que le toca padecer a estas generaciones (y a las mujeres por el hecho de serlo) no solo por la violencia sino por los charlatanes que abusan de su posición y de la ingenuidad de quienes caen en sus engaños. Aunque en esta puesta el "engaño" resulta ser el motor para la desnudez de la honestidad más bella que se puede tener hoy en un escenario. Por eso debe verla, por bella y por amor al teatro.

Para finalizar, agradecer, por una parte, a los creadores por el buen rato y la reflexión ante su propuesta escénica y por otra, el infinito apoyo de Ramiro Galeana y el Teatro El Milagro para la realización de esta nota con imagen,

Alma Torices 

teatrista

La exageración

Autor y director: David olguín

Actuación: Mauricio Davison y Mar Aroko

Escenografía e iluminación: Gabriel Pascal

Producción: Teatro El Milagro

Funciones: lunes 20:30hrs., hasta diciembre 2019

Teatro: El Milagro, calle Milán 24, entre Lucerna y General Primm, cerca mb Hamburgo, a dos cuadras de Reforma.

Localidad: $150°° general Descuentos para los vecinos de la colonia Juárez además de los habituales con credencial vigente.

Duración: 85 minutos.

Adicional: El espacio cuenta con cafetería y un excelente trato a sus visitantes, además de librería. Por otra parte se puede dejar dentro la bicicleta en caso de acudir con ella. Hay estacionamientos cerca o bien se puede llegar temprano y estacionarse en la calle sin problema. El acceso a los sanitarios se torna complicado porque están en un segundo piso, es decir que hay que subir escaleras por lo que requiere ayuda en caso de usar silla de ruedas o muletas.

*Nota: a continuación la primera versión escrita en 2018, a propósito del estreno de la primer temporada.

¿Quién exagera?

"Exagerado, suena exagerado", ciertamente hay un juego retórico que lo invita durante los ochenta y cinco minutos de representación a cuestionarse ¿quién exagera? Ella, por su juventud (vida amenazada por un determinismo fatal) o él, por viejo deseoso de la vida (y sus placeres como el de hacer teatro y vivir a través de él), ambos, solo saben hacer teatro y juntos le ofrecen al espectador una reflexión acerca de dos generaciones en esta ciudad.

Para él, el arte hoy se inclina ante la charlatanería (suscribo), hoy todos son maestros (aquí lea con ironía a fin de respetar la entonación del actor). Para ella, la asistencia de dirección es una chamba a la que accede por necesitar dinero. Él explica que el teatro es una metafísica de la vida porque parte de la nada para volver a ella en tanto que solo sirve para estar menos solos toda vez que no hay nuevas formas en el arte.

Farsa cruda, mentiras dichas que buscan un remedio más efectivo a través de la picardía ante una situación exagerada, pero ¿cuál? Cabe preguntarse quién exagera aquí. De forma inmediata se responde desde el inicio con la representación de él, pero al paso de la obra intervienen elementos como la vida cotidiana de uno y otro; este es un país feminicida que le deja poco espacio a las juventudes y sus deseos, entre la comercialización de la vida privada, una generación se "realiza" siendo extra en series o con su propio canal en redes sociales.

Dicotómica puesta en escena que disfrutará porque le ofrece entretenimiento, diversión con el humor directo y muchas frases para pensar un poco en la sociedad que tenemos el día de hoy. Son don generaciones, una dentro otra fuera y ninguna la tiene fácil, aunque en la comodidad de la butaca se tome partido al definir quién exagera, pero ¿cuál es el punto, la exageración? ¿Exageración de qué? ¿Cuál es la exageración?

Una escena por ensayar es el marco para la interrelación entre dos personas que de otro modo no se hubieran conocido. El actúa y se confronta con su interpretación, ella actúa con el simbolismo de la creación danza teatro, mientras el espectador es parte de dos formas de creación ante las que puede delimitar su preferencia.

Por su parte el autor-director le habla a sus colegas, a su generación, ya que el texto está plagado de frases, nombres, textos y situaciones ante los que la joven responde "ni los conozco" como quizá algunos espectadores, quizá los más jóvenes, lo cierto es que las personalidades que acudieron a esta función no dejaban de reír en franca complicidad como al escuchar: "¿ves esa luz?, quítate de ahí", entre otras que usted disfrutará por la forma en que lo dicen y la situación en que se expresan.

Si usted es amante del teatro o de cierto autores llamados clásicos, reconocerá el sin fin de referencias ya que están "en el disco duro, palabras viejas y olvidadas". Textos y textos que "dan lenguaje a una vida que se construye para entender, por simplemente vivir ahí, afuera, porque esto es lo único que sé hacer".

Asista a las funciones que quedan y sea parte de una propuesta metateatral con un actor cuya experiencia en nada apabulla la fuerza de Mar Náder. Uno de los momentos que más me confrontaron, fue a partir de una escena de ella, quien como joven se cuestiona por qué tiene que sentir esto, por qué sentir ira. Altamente constrastante con reacciones de Mauricio Davidson como ¿me dejas ver tus chichis?, que sin más arrancan carcajadas y una que otra ofensa por seguir la reiteración de la mujer como objeto.

Definitivamente debe ser parte de esta temporada en que presentan al espectador la posibilidad de apreciar dos estilos de actuación, equilibradas; dos enfoques para acercarse a un drama sin que uno sea mejor que el otro, salvo su preferencia, pero eso ya es otra cosa, por tal debe verla y comentar.

Para finalizar, agradecer, por una parte, a los creadores por el buen rato y la reflexión ante su propuesta escénica y por otra, el infinito apoyo de Ramiro Galeana y el Teatro El Milagro para la realización de esta nota con imagen,

Alma Torices 

teatrista

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