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No volveré

Autor: Estela Leñero Franco (FONCA. 2016-2019.)

Dirección: Ángeles Cruz y Alberto Lomnitz
Actuación: Julieta Ortíz Elizondo, Arturo Reyes, Fernanda Rivera, Bernardo Velasco​

Las milagrosas

 

Ingresa el público al Foro Sor Juana Inés de la Cruz en la zona cultural de CU. Se escucha música que suena a norte, con ella cada quien ubica su lugar para disponerse a la presentación. El fondo negro se presenta en ángulo, coronado con una malla que se remata con cuatro líneas de alambre de púas. Dos frentes para el público topan fondo con un muro, gris y pesado, que descansa sobre una casa -igual de gris- convertida en centro de trabajo en el hogar.

La pared de fondo muestra una repisa con un radioreproductor, y artículos varios que en el desarrollo de la obra se descubre qué y para qué son. Lo que salta a la vista, porque recibe al espectador, son los botes para nieve, amarillo-verde porque contrastan con tanto gris; paradógicamente se antoja cálida su presencia, le da amabilidad que también se verifica en el desarrollo de la puesta. Debe verla.

No volveré, de Estela Leñero, le ofrece un desafío a la atención que bien podría pasar inadvertido; "con la distancia hay algo que crece". La obra se inserta en el Ciclo Teatro por la Dignidad, de la cual -dijo Juan Villoro- "surgió como una reacción ante la política racista de Donald Trump, que convirtió a los mexicanos en “el enemigo a vencer”. Por lo anterior, se podría pensar en la migración al vincular el tema general con el título. No obstante la puesta en escena deja cinco líneas que se trenzan: el migrante, la corrupción detrás del muro, las milagrosas, el abuso sexual en infantes, la mujer.

En las casi dos horas que dura la puesta en escena, con el diseño sonoro de Xicoténcatl Reyes, se presenta a un mexicano migrante en momentos precisos que forman una idea desde que llega hasta que regresa (mucha atención en el cierre de la obra), pasando por la cárcel y su ingreso en el consumo de drogas que le permiten no pensar. En la parte superior, detrás del muro gris, está la vida en ese otro lado: corrupción, doble moral y perjuicio para quien ingresa en franca desventaja. Una realidad que muestra el texto al afirmar que son los gringos quienes producen y consumen las drogas; ciertamente las venden los migrantes bajo amenaza y, por supuesto, porque ingresan a la adicción, de otro modo ¿cómo controlarlos?

Sobre el escenario, una banca, dos sillas, una mesa; sobre ésta la máquina de coser con la que Sonia borda el nombre del pueblo. En esta región (más cerca de Morelia) ya no se puede salir a la calle. Las mujeres son "tomadas" por que así lo quieren los chundos. En diálogos precisos se deja a la audiencia enfrente del abuso sexual y el feminicidio. Es lo común, así es y por eso hay que salir con cuidado o mejor no salir. Los nombres de los grupos de agresores cambian (antes templarios ahora chundos), sin que merme el ataque. Ese está normalizado por las mujeres adultas, por lo que el personaje de Sonia cobra importancia al ser el agente de cambio que se apoya de instituciones. Entonces, migrantes y mujeres son los temas que contienen la doble moral norteamericana, la violencia sexual y la urgente reflexión del rol femenino digno.

Las milagrosas son el grupo de mujeres que reúnen fondos, cosen ropa y mochilas, bordan nombres y proporcionan el "equipó" para realizar la migración lo más seguro posible. Las mujeres que se quedan en el pueblo no sólo lo mantienen (al pueblo y a sus hijos) sino que conforman un colectivo que apoya activamente no solo con las mochilas, sino con el fortalecimiento a vínculos de comunicación en las distintas oficinas de migrantes. 

En ambos casos (abusada sexualmente e ilegal detenido) la certeza de que nadie creerá la palabra del denunciante facilita que la situación se prolongue. Ni autoridades ni familiares sirven para apoyar a quien pide auxilio. No volveré voltea la mirada hacia la historia de Sonia interpretada por Fernanda Rivera, la joven hermana y amante que no puede seguir así. Tiene que ver esta puesta en escena para percibir los diferentes todos que la actriz aporta en una interpretación mesurada, rica en matices tanto físicos como vocales y, lo mejor de su personaje, centrada en recuperar una dignidad que le ha sido arrebatada. por otra parte esté el personaje de Marta cuyo rol inmediato es ser madre del migrante. Con simples muecas, la actriz Julieta Ortiz Elizondo, expresa gestos complejos por componerse de dualidades: deseo y rechazo, temor y anhelo, esperanza y angustia. La presencia de ella expone un pensamiento que debe cuestionarse. El personaje lo dejará más que satisfecho y se agradece su final. Si usted no está de acuerdo, lo invito a que comparta su opinión. ¿Le puede negar una esperanza? ¿Qué otro fin podría tener? 

La puesta en escena aporta información y cifras -en forma dinámica y tan sorpresiva que arranca carcajadas. Los cambios de espacio en la escenografía propuesta por Jesús Hernández permiten que la representación fluya y enmarque los diferentes mensajes que usted podría recibir. El trabajo actoral que se muestra más versátil es el de Bernardo Velasco quien apenas requiere de un elemento de vestuario para completar la creación de personajes con diferentes acentos corporales. La iluminación de Gabriel Pascal (miembro del Sistema Nacional de Creadores) le permite ver la escena tanto como sentir ambientes de tensión, por ejemplo. Acuda a verla y sea parte del universo que le ofrece No volveré en únicas ocho funciones de esta temporada. Esperemos que tenga otras, pero como no se sabe, debe acudir al teatro antes de que acabe.

La violencia que ejerce el sistema se hace presente con el sonido de una camioneta, el deseo de que la situación mejore pende de la pared en forma de mochila. Situaciones a las que nadie entra obligado llevan a la reflexión en la sala; sería bueno darse cuenta de cómo están las cosas allá (y acá) pues de este lado la violencia sexual y de género son motivo de feminicidio que no se va a quitar solo con denunciar, aunque ese sea un paso fundamental. La víctima asume la responsabilidad de los demás (del victimario y del sistema que lo fomenta) por lo que es imperante que acuda a espacios donde pueda re-construirse. 

Sin duda alguna que esta puesta en escena será de su satisfacción porque presenta un universo del que usted verá lo que guste, garantizando que las actuaciones le darán la delicadeza empleada en la dirección cuando el texto dice una cosa y se complementa con la acción o el gesto. 

Para terminar, agradecer el apoyo de Teatro UNAM para la realización de la presente nota con imagen.

Alma Torices

teatrista

Funciones: jueves y viernes 20hrs., sábados 19hrs., y domingos 18hrs., del 1° al 11 de agosto de 2019.

Teatro: Foro Sor Juana Inés de la Cruz. Avenida Insurgentes Sur 3000, Centro Cultural Universitario.
Localidad: $150°° general, descuentos con credencial vigentes $75°° y jueves de teatro $30°° general y sin credencial. El descuento con credencial vigente de la UNAM, aplica HASTA 2 BOLETOS por credencial a estudiantes, maestros y ex-alumnos.
Adicional: para mayores de 12 años / no tiene intermedio.

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