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El bien del país

 

Autor: Timberlake Wertenbaker, a partir de The Playmaker de Thomas Kencally

Director: Zachary Fine

Actuación: Antonio Algarra, Alejandra Ambrosi, Everardo Arzate, Jerónimo Best, Artús Chávez, Kriss Cifuentes, Nohemí Espinosa, Teté Espinoza, Itari Marta y Salvador Petrola.

 

El humano nace libre, pero no culto

 

Un viaje, un par de horas que detienen el tiempo y suspenden los pensamientos cotidianos de la audiencia. Una travesía que para algunos naufraga –aunque en sus notas digan lo contrario, evidentemente porque el pensamiento merma cuando se ve la paga que genera la pluma al servicio del amo. Una aventura que deja contemplar la belleza del teatro. Con veintiún cuadros, escenas o secciones que anuncian cada una con su título, si la cuenta es exacta, El bien del país ofrece un divertimento de dos horas y media que ciertamente puede ser indulgente con la inmediatez del espectador ya no acostumbrado a las obras con intermedio.

Sobre la escena el movimiento del barco es perceptible por el cuerpo de los actores, imagen memorable y única al inicio. El espacio se queda así ya que el único cambio que presenta es la presencia de las “velas” abajo -para habitaciones o lugares pequeños- y arriba para espacios abiertos como lo ve en las fotografías agregadas. Quizá cabe la pregunta, ¿para qué bajan las tres velas si solo se ocupa un área, acaso no puede bajar solo una? Lo cierto es que el escenario se ve bien con la iluminación en cada momento.

A través de la puesta en escena, se observa cómo sentencia el tribunal, el público nota la trascendencia del ejercicio teatral en la vida de los condenados a muerte. Podrá hacer la equivalencia con el sistema de justicia, podrá preguntarse si sólo en los años ochocientos las personas vendían a sus mujeres antes de que estas hagan “la primera comunión”. La frase anuncia posiciones religiosas, políticas y de vida cotidiana que se presentan en una sociedad. Lo cierto es que la puesta en escena lo hará pensar en todo, menos en su vida cotidiana, aunque lo remita a ello en lo político.

“Mientras haya vida, hay esperanza”, dicen los reos condenados, aunque los señores del poder deciden sus vidas ya que “los pobres no sufren de avaricia ni ambición” [¿eso valida que los gobernantes mantengan al pueblo en la miseria?] El grupo gobernante afirma que el teatro es una rama de la civilización que sirve para reír y no para enseñar a trabajar. Es decir que la propuesta escénica plantea un dilema entre la sociedad de consumo y una posibilidad de vida que permita el desarrollo humano a través del arte. Juegos en escena que lo harán reír y olvidar, si así se lo permite; viajar en el tiempo gracias a los vestuarios y las actuaciones. En lo personal, olvidé que la tierra se había movido de lo linda que está la ficción, olvidé que sentí miedo y sí, creí que es posible una sociedad mejor, educada a través de sentimientos ajenos que dejan en libertad a las pasiones.

“Podríamos trascender con el teatro”, podríamos si usted viera El bien del país. Quizá los monólogos le sean de inutilidad, pero permite que el espectador vea la parte íntima del personaje, lo que nadie más que un retrato o la soledad de la alcoba escucha, eso será lo que usted atestiguará, para eso están tales escenas. Hay personajes que pueden o no gustarle, pero se puede afirmar que no reconocerá a quien lo interpreta porque están interpretados a detalle, porque cada personaje tiene algo que lo hace único y que le permite disfrutar tanto de las habilidades histriónicas de los y las actrices que cuando los vea, podrá elegir a su personaje favorito.

 

Desde este espacio podemos decir que la actuación de Artús Chávez es diferente (mucho) a lo que se ha visto de él, así que vaya dispuesto a ver otro trabajo, si es que va por él y permítase ser testigo del desarrollo del actor. Aunado a él, actrices como Itari Marta y Teté Espinoza, lo dejarán satisfechos porque tienen oficio y crean a sus personajes con la riqueza de matices que la escena les permite, un detalle en la voz un detalle en el cabello hacen tejidos de totalidad que enriquecen la escena. Los cambios de personaje son sobre la escena y ello provoca que usted sea consciente de la ficción, así –se dice- usted analiza al tiempo que disfruta la transformación de Salvador Petrola y Jerónimo Best (el verdugo, uno de sus personajes), por ejemplo. El equipo actoral es de lo mejor. La propuesta lleva su tiempo desde la concepción de dos horas y media por lo que, quien suscribe, se atreve a considerar que este montaje requiere de espectadores que gusten regalar su tiempo en la magia de la escena, de otro modo ¿a qué va?, como dirían en la obra. Quizá sean en los personajes de Everardo Arzate donde exista la posibilidad de agilizar momentos, ya que un espectador menos asiduo podría sentirla pesada o bien un gusto inmediatista hasta la calificaría de carente de ritmo. Seguramente usted verá un montaje más fluido ya que esta nota es realizada a partir de la experiencia en el estreno para prensa el pasado viernes 16 de febrero, a unas horas del movimiento telúrico, así, con ese contexto se realizó la función, sin duda valiosa por permitir la ficción en un espacio que, afortunadamente, está catalogado como seguro.

Interesante la escena "Las mujeres memorizan su texto" porque permite una mirada a la crítica de cierto pensamientos con frases como “si dios no quisiera que hubiera putas, no habría hombres que las usaran” o bien, un breviario de actuación desde un estilo concreto “tengo que ser ella, eso es actuar”, “actuar es imaginar que uno es esa persona”, afirmaciones por las que ciertas ideologías consideran que “el diablo entra por la mente”. Como esta otras más donde se afirma que “el humano nace libre, pero no culto” ya que “la inteligencia nada tiene que ver con su condición” aunque “bondad y talento sean innatos al ser” es responsabilidad del hombre de estado “garantizar el estado de derecho”. ¿Interesante, verdad?

 

Acuda a la puesta en escena que se presenta en corta temporada y sea parte de este juego escénico que los abstraerá lo que su tiempo vale. Sea cómplice del reo que se deja tocar por otras vidas sin perder el miedo a los azotes. Cuestione frases como “los actores no podemos comportarnos como seres comunes” y reclasifique a sus famosos, si quiere. “El amor es un trueque de bienes perecederos”, pero un trueque al fin y al cabo aún en las condiciones adversas como la posesión de un condenado como si fuera objeto.

Ah, pero le advertimos, “sin imaginación, no vaya al teatro” y si estará distraído o con la tentación de ver sus mensajes, ponga más atención al momento en que suene la llamada de atención “la gente que no presta atención, no debería venir al teatro”. Desde aquí suscribimos la petición añadiendo que puede usted comprar su boleto y quedarse afuera o salirse en vez de interrumpir la función. Si ya vio la puesta, comente, comparta su experiencia, recuerde que callar es un código de honor de los presos mientras que usted goza de libertad, ¿cierto? ¿Es necesario el “taco de ojo” con un personaje que apenas vemos en la obra?

Aprovecho el espacio para decir a las y los de prensa que las cámaras que ostentan son digitales, lo que significa que pueden carecer de sonido cada que toman una imagen, ¿cierto? Por favor, hagan gala de etiqueta teatral y sean amables que suficiente es con la luz de las cámaras (no flashes, eso un fotógrafo profesional jamás lo haría) para sumarle el sonido peculiar de una cámara que ya no portan. En verdad es un placer estar a un lado de fotógrafos cuyas cámaras están en silencio, ojalá así también sean sus hábitos pues eso de ingerir alimentos envueltos en celofán a media función desacredita el nivel que deberían tener. Les recordamos que la obra cuenta con un intermedio de diez minutos preciso a la hora y media de función.

Para finalizar, agradecer el apoyo del Centro Cultural Helénico en particular a Gaddi Mirando, para la realización de la presente nota. …y a la vida, por permitirnos verla.

Alma Torices

teatrista

Funciones: jueves y viernes, 20:30hrs., sábados y domingos 17 y 20 hrs., hasta el 25 de marzo de 2018

Teatro: Helénico, del Centro Cultural Helénico, Avenida Revolución 1500, Colonia Guadalupe Inn, metro Barranca del Muerto, Metrobús Altavista.

Localidad: $150°°, $200°°, $300°° y $400°° disponibles en la taquilla del teatro así como vía Ticktmaster.

Duración: 150 minutos, son dos horas y media con un intermedio de diez minutos

 

Accesibilidad: el teatro cuenta con rampas de acceso hasta el foro por lo que precisa un poco de ayuda para ingresar en caso de silla de ruedas o muletas; los sanitarios son estrechos; cuenta con señores que estacionan los carros y trasporte público. Si acude en bicicleta, al llegar le indican dónde la puede sujetar dentro de las instalaciones del centro cultural. No se consumen alimentos ni bebidas dentro de la función, ni se toman fotografías ni videos.

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